¡NO ME DA PARA AHORRAR!

Ahorrar es una decisión que debe a raíz del convencimiento de su importancia en la gestión financiera. Partiendo de objetivos, organización y disciplina.

Ahorrar

Una de las frases más comunes entre las personas que presentan problemas en el área financiera es: “No me da para ahorrar” o “Tengo tantos frentes que al final no me queda nada”. Esto, en cierta medida es cierto, porque si al final del mes no queda para el ahorro, entonces es porque realmente no hay.

Sin embargo, cuando una persona utiliza este tipo de frases supedita el ahorro a circunstancias externas que le impiden lograrlo cuando, probablemente, la razón sea interna ante la falta de tres elementos básicos: Objetivos, organización y disciplina. En ese sentido, para lograr incrementar las arcas es necesario hacer énfasis en cada uno de ellos, de manera que se cambien hábitos relativos al consumo y se cree una cultura del ahorro.

Ahorrar no es ciencia nuclear

Ahora, es necesario desmitificar el ahorro. Ya que existe una concepción errada de que si el monto no es el “ideal” entonces no vale la pena. Es decir, si la cantidad de dinero es “menor o pequeña” según la percepción individual, entonces por qué hacerlo. Y este tipo de acciones son las que más laceran la cultura del ahorro en la persona. Recuerde que ahorrar no es ciencia nuclear.

En resumidas cuentas ahorrar es ahorrar, sin importar que sea mucho o poco. El monto, en sí, no es lo relevante; sino, la disciplina de hacerlo independientemente del valor monetario que se tenga. Máxime, cuando este tipo de conducta no ha sido forjada en la persona.

Pautas para ahorrar

ahorrarEn ese tenor, lo primero que hay que hacer para crear un buen sistema de ahorros es tener objetivos; metas a alcanzar. Establecer un norte que marque la ruta a seguir a la hora de separar una parte del ingreso. Para esto es determinante visualizar las aspiraciones personales y el tiempo en que se puedan materializar. Estos dos parámetros son suficientes para tener un buen sistema de ahorros. Porque delimita un propósito en un período de tiempo.

No obstante, el segundo elemento básico para ahorrar es determinante, la organización. En esta parte la persona establece prioridades. Identificando qué realmente es relevante a la hora de tomar decisiones de consumo. Es decir, organizar requiere de un esquema que agrupe cómo se van a hacer las cosas de ahora en adelante.

En tercer lugar está la elaboración de una disciplina del ahorro. Para esto se sugiere un accionar paulatino. Cuando se logra reconocer que existe una problemática, los cambios abruptos no son buenos; y reencausar una conducta financiera no es la excepción. Por lo tanto al ahorrar, es necesario iniciar con porcentajes bajos para luego incrementarlos de manera sosegada, progresiva y constante.

En ese sentido,  para ahorrar, si fuesemos a etiquetar un porcentaje, el ideal de ahorro sería entre 10% y 20%, sin embargo para quienes se inician en esta práctica se sugiere hacerlo de manera escalonada, durante un periodo de 12 meses, incrementando un 1% mensual, con el fin de tener un 12% al final del año, creando así la cultura del ahorro saludable. Fundamentada en el valor de objetivos claros, organización y disciplina.

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