¿QUÉ HACER CUANDO LA INVERSIÓN NO LLENA LAS EXPECTATIVAS?
Toda inversión maneja incertidumbre. Por lo que para tomar cualquier decisión de continuidad se hace necesario el análisis que refleje la realidad de ella.
Existen tres elementos básicos que hay que tomar en cuenta al momento de hacer una inversión: La rentabilidad, el riesgo y el tiempo. La conjugación de ellos de manera equilibrada determina parte importante del éxito de cualquier emprendimiento.
Sin embargo, aún exista un balance adecuado en la manera en cómo convergen cada uno de estos elementos, es posible que se presente alguna situación adversa la cual impida que las expectativas sean satisfechas. Es por esto que vamos tratar el tema sobre qué hacer cuando esto sucede.
¿Cómo funciona una inversión?
De forma sencilla, el funcionamiento de una inversión es inyectando capital a un proyecto determinado esperando un retorno de dicho monto, más el interés generado en ese período; que representa, además del valor del dinero en el tiempo, los beneficios por haber invertido en el proyecto.
Capitalizar un proyecto es algo común en la actualidad. Existen varias formas y vías de cómo hacerlo. De manera puntual se pueden encontrar tres maneras: 1- Mercado de valores; 2- Instituciones financieras y 3- Proyectos de negocios.
Cada una de ellas trae consigo sus variantes y formas de cómo generar riqueza, y todas, de alguna manera u otra, manejan algún nivel de riesgo. En otras palabras, independientemente del tipo de inversión que se haga, el factor riesgo es intrínseco a ella, por lo tanto, la persona que decide asumir el rol de financiador(a) debe tener en cuenta que existe un elemento adverso que viene de la mano con cada acción de capitalización.
En ese sentido, el funcionamiento de las inversiones, en términos de la manera en que se ejecuta, está sujeto al tipo de proyecto que se esté capitalizando y al nivel de riesgo asociado a ella. Es por esta razón que existen perfiles de inversión, en donde se describe el tipo de inversionista y la tolerancia que presenta ante una situación adversa determinada.
Estos perfiles parten de la premisa de que en la medida en que haya mayor riesgo, así mismo, se incrementa la rentabilidad. Por lo tanto, a la hora de hacer una inversión se debe tener claro las implicaciones de la misma y la forma en que ella afecta el flujo de efectivo personal. Siendo la relación de este binomio, riesgo-rentabilidad, uno de los principales factores que define el accionar de quienes tienen la intención de financiar algún proyecto determinado.
¿Qué hacer cuando la inversión no llena las expectativas?
Luego de ver el funcionamiento de una inversión la pregunta que puede surgir es ¿Qué hacer cuando las expectativas no son satisfechas? Para responder a esta interrogante primero hay que preguntarse ¿Qué pasó para que la inversión no llenara las expectativas? ¿Por qué no las llenó?
Las respuestas a estas preguntas determinarán el tipo de acción que se va a tomar. Ya que las cosas, en el mundo de las inversiones, no son blanco y negro. Existen una serie de situaciones que se pueden presentar las cuales inciden de forma directa para que un proyecto no rinda los frutos esperados. Por lo que no es prudente emitir una respuesta sencilla a ellas. Lo que si se puede es establecer parámetros que definan cómo abordar las situaciones de insatisfacción en términos de rentabilidad.
Análisis de rentabilidad
Para lograr establecer estos parámetros es necesario elaborar un análisis de rentabilidad, el cual constará de dos partes: Conceptual y práctica.
En la parte conceptual se evalúan los objetivos y propósitos que motivaron la inversión, de manera que se puedan ver si estaban ajustados a la realidad individual como del proyecto. Esto permitirá a quien está haciendo el análisis hacer una introspectiva sobre cómo está elaborando sus metas y si estas van acorde a la realidad del mercado y del tipo de inversión que está haciendo.
La segunda parte del análisis mira los aspectos numéricos relativos a la inversión como tal. En donde se identifican y comparan otros proyectos similares, y el desempeño que tuvieron con el fin de verificar cuán próximos estuvieron a los resultados obtenidos por la inversión hecha.
En estos se van a tomar en cuenta las variables:
- Tipo de proyecto
- Rentabilidad esperada
- Riesgo asociado
- Tiempo de recuperación
Luego de hacer esta comparativa se obtendrán tres posibles resultados:
- Superior: La expectativas del/los proyecto(s) modelo fueron superiores a las esperadas.
- Limítrofe: La expectativas del/los proyecto(s) modelo fueron similar a las esperadas.
- Inferior: La expectativas del/los proyecto(s) modelo fueron inferior a las esperadas.
Estos tres resultados servirán para tomar una decisión respecto de si continuar en el proyecto o bien descartarlo.
Conclusión
En el mundo de las inversiones no siempre hay respuestas simples y sencillas ante la disyuntiva de continuar o no con una inversión. Ya que existen una serie de variables, medibles y no medibles, que inciden de manera directa en la toma de decisión. Es por esto que se hace necesario evaluar tanto la parte conceptual como la práctica de dicha inversión con el fin de tener una panorámica más clara y próxima a la realidad posible, que permita tener mejores elementos de juicio para sustentar dicha decisión.
En ese sentido si quiere profundizar en el tema de la inversión y la toma de decisiones le recomendamos adquirir el libro “Estrategias de Inversión en Mercados Inciertos” escrito por Santiago Maggi, haciendo clic en la imagen más abajo.
Deja un comentario