MITO No.3: TENGO UNA TARJETA DE CRÉDITO POR SEGURIDAD
La tarjeta de crédito noo es completamente segura. De hecho hay personas que tiene la intención marcada de sacar provecho de situaciones de vulnerabilidad.
Durante esta serie de entradas, hemos tocado aspectos relevantes a las razones que mueven a una persona a tener una tarjeta de crédito. El primero trató sobre tenerla para emergencias, mientras que el segundo alude a la facilidad de pago.
En esta entrega veremos el tercer mito que está vinculado a tener una tarjeta de crédito por razones de seguridad.
La inseguridad
De acuerdo con datos proporcionados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en su Informe Regional de Desarrollo Humano (2013-2014) el robo, en general, se ha triplicado en los últimos 25 años, convirtiéndose en el delito que más afecta a los latinoamericanos[1]
De hecho un informe similar realizado en el 2012 que también es citado en el 2013-2014 registra que: Cinco de cada diez latinoamericanos perciben que la seguridad en su país se ha deteriorado: hasta un 65% han dejado de salir de noche por la inseguridad y 13% reportó haber sentido la necesidad de cambiar su residencia por temor a ser víctima del delito. Tomando como base la población total de América Latina, este 13% equivaldría a 74.8 millones de personas, aproximadamente; es decir, todos los habitantes de Argentina, más los de Perú y Uruguay[2].
Estas dos informaciones dejan ver que efectivamente existe un estado de inseguridad que, a razón de la percepción que se genera, crea un clima de mayor tensión.
Tengo una tarjeta de crédito por seguridad
En ese sentido, y tomando como referencia los datos del informe; existe la idea de que la tarjeta de crédito es una alternativa segura ante la ola de criminalidad; a razón de que, se evita andar con efectivo, además de que si se presenta un asalto solo basta con llamar a la institución financiera para cancelar el plástico o bien se pueden rastrear, de manera electrónica, las transacciones fraudulentas dando con el paradero de quienes perpetuaron el delito; y por último, apelar a la figura del fraude para anular cualquier tipo de acción ilícita hecha después del asalto.
Sin embargo, apelar a estas alternativas no justifica tener una tarjeta de crédito. Ya que existen otras maneras que vulneran el plástico sin la necesidad de coincidir en un lugar con personas que perpetúan la criminalidad financiera.
De acuerdo con algunas estadísticas registradas en la revista Forbes México, el 42% de las tarjetas de crédito en Estados Unidos sufren algún tipo de fraude[3] siendo el comercio electrónico una de los principales incidentes en este tipo de acción; por lo tanto, más allá de la facilidad que pudiera presentar una tarjeta de crédito a la hora de hacer pagos y que permite no utilizar efectivo, ella no representa una mayor seguridad. En otras palabras, existen diferentes maneras en las cuales se pueden hacer fraudes con la tarjeta de crédito.
En ese sentido, tener una tarjeta de crédito sobre la base de que representa mayor seguridad pudiera ser una mera percepción, a razón de que, como hemos visto, existe diferentes formas de cómo ser víctimas de fraude. Por lo que, la decisión de tenerla, partiendo solo de que pudiera representar seguridad, se puede tornar en una frustración.
Ya tengo una tarjeta de crédito cómo me cuido
A todo esto, entiendo que es prudente tener una tarjeta de crédito. La criminalidad no va a disminuir si se deja de tener una, y con esta serie no estamos incitando a no ser un(a) tarjetahabiente. Todo lo contrario, creo que importante tener una, de hecho, esta pudiera ser un instrumento, en algunos casos, de negocios.
Sin embargo, la invitación es a que se tenga sobre la base de premisas sostenibles y con propósitos definidos. Teniendo en cuenta la vulnerabilidad de dicho instrumento y tomando las previsiones de lugar respecto a ello. Por lo que queremos proveer de algunas pautas de seguridad que se pueden implementar con el fin de evitar situaciones desfavorables
Recomendaciones
- Firme su tarjeta: La primera medida de seguridad es la firma de la tarjeta ya que esta logra validar si la transacción fue hecha por el tarjetahabiente.
- Chip de información: Trate de identificar qué institución financiera utiliza la tecnología de chips para obtener una nueva tarjeta. Esto representa seguridad a la hora de que quieran clonar su tarjeta.
- Evite cajeros (ATMs) solitarios y no acepte ayuda de extraños: Si necesita hacer avances de efectivo, en la medida de su posibilidad, hágalos en lugares públicos, visibles y acompañado de alguien de confianza.
- Compras por internet: Si va a hacer algún tipo de transacción por internet utilice sitios web reconocidos o que estén avalados por instituciones de seguridad las cuales numeran y validad que dichos establecimientos electrónicos son seguros.
- Pagos electrónicos: Afíliese a sitios web de pagos electrónicos, los cuales garantizan las transacciones y no permiten que el establecimiento comercial tenga acceso a la información de la tarjeta de crédito de manera que no sea replicada.
Conclusión
La tarjeta de crédito es un instrumento financiero susceptible a sufrir algún tipo de acto vandálico. No es completamente seguro, y hay personas que tiene la intención marcada de sacar provecho de situaciones de vulnerabilidad del mismo. De manera que tener una confiando en que es seguro pudiera verse frustrado ante las diferentes triquiñuelas que malhechores(as) puedan llevar a cabo.
Por lo que, queda de nosotros hacerle frente este tipo de situaciones teniendo un manejo de la tarjeta de crédito que se prudencial, tomando en cuenta que este no representa un instrumento infalible a situaciones fraudulentas.
[1] Informe Regional de Desarrollo Humano (2013-2014): Seguridad Ciudadana con rostro humano: Diagnóstico y propuestas para América Latina Consultado 29/12/14
[2] Informe Regional de Desarrollo Humano (2013-2014): Seguridad Ciudadana con rostro humano: Diagnóstico y propuestas para América Latina Consultado 29/12/14
[3] Artículo 40% de las tarjetas de crédito son víctimas de fraude Consultado 29/12/14
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