¿A DONDE SE FUE MI DINERO?
Si se ha la pregunta A dónde se fue mi dinero? más de una vez, es evidencia clara de que está teniendo un mal manejo de sus recursos. Hay que reajustar.
Si usted se ha hecho esta pregunta más de una vez, es evidencia clara de que está teniendo un mal manejo de sus recursos. Lo que significa que tiene que hacer ajustes en la manera que los gestiona. Para esto debe darse un cambio en el comportamiento de consumo; a raíz de la existencia de un desbalance entre los ingresos y los egresos; es decir, las salidas superan las entradas.
Ahora, de estos dos elementos que inciden en el desbalance, uno de ellos es controlable mientras que el otro no. Es más fácil disminuir el gasto que incrementar los ingresos. Esto porque el aumento de las entradas está sujeto a factores externos no determinados por la decisión individual; sin embargo, la reducción del consumo depende exclusivamente de la persona.
En ese sentido, la mejor manera de generar el cambio en el comportamiento de consumo es estableciendo reglas y normas que rijan el nuevo estilo de vida. Esto se logra a través de una readecuación de la realidad en la forma en que se administra el dinero. Significando que la solución se encuentra cuando, objetivamente, la persona se ubica dentro de lo que puede solventar. En palabras llanas “Arroparse hasta donde la sábana le dé”
Por lo tanto, lo primero que hay que hacer, luego de tomar la decisión de cambiar, es ubicar el estilo de vida que va acorde a sus ingresos; esto tendrá como consecuencia que se establezcan topes de consumo, traduciéndose en normas de vida que requerirán llevarlas a cabo de manera disciplinada.
Esto sugiere un proceso de evaluación personal, en donde se identifican los aspectos más relevantes que generan el cuestionamiento de “¿A dónde se fue mi dinero?” para esto debe hurgar el pasado y ver en qué ha estado consumiendo, y determinando si dichos consumos han sido inteligentes o no.
Los resultados de dicho análisis arrojarán verdades respecto de cómo se ha comportado y qué aspectos de su vida deben ser reencausados hacia una dirección de productividad y eficiencia en el manejo de sus recursos.
Es importante resaltar que esto no es algo que se da de la noche a la mañana, sino que, implica tiempo y paciencia; por lo tanto, no se desespere; manténgase enfocado en su objetivo de higienizar su situación económica. Es solo cuestión de tiempo para que todo vuelva a la normalidad.
Deja un comentario