DEFINA SUS OBJETIVOS FINANCIEROS (PARTE I)
Los objetivos financieros deben ser claros, medibles y alcanzables. Estar ajustados a la realidad y que sirvan para la buena gestión financiera personal.
Existe un dicho muy famoso que reza de la siguiente manera: “Quien no sabe a dónde va, se pierde”. Si se aplicara al ámbito de las finanzas personales entonces diría “Quien no tiene objetivos financieros, pierde su dinero”. Son pocas las personas que transparentan sus objetivos. Dando como resultado la desorganización que desequilibra la gestión financiera personal.
¿ Qué son los objetivos financieros?
Una de las acepciones que define la palabra objetivo es: Blanco para ejercitarse en el tiro[1]. Este significado sugiere tres elementos importantes: 1- El blanco, 2- Ejercicio del tiro, 3- La persona. Cuando estos tres elementos convergen en un punto se está hablando de una acción. Pero al mismo tiempo, esta definición implica dos momentos, el del ejercicio y luego el de la práctica.
Por lo tanto, elaborar objetivos financieros no es más que una acción de la planificación, enfocada a determinar un destino (blanco) a través de un método (ejercicio del tiro), y un ejecutante. De manera que sirva como referente a la hora de medir el éxito.
En ese sentido, cuando una persona logra establecer objetivos financieros se están encausando acciones hacia un blanco. Por lo que se establece una trayectoria de movimiento que busca acertar en un punto determinado.
En el ámbito de las finanzas para elaborarlos es necesario tener una visión clara de cómo se quiere administrar los recursos económicos; es decir, cuál es el enfoque que se le quiere dar. Por ejemplo, se pudieran destinar a inversiones, adquisición de bienes o servicios, formación académica, etc. existe un conjunto de opciones que cada persona puede cubrir. A todo esto, lo relevante es tener la visualización de qué es lo que se quiere lograr.
¿Cómo deben ser los objetivos financieros?
Es por esta razón que los objetivos financieros deben ser claros, medibles y alcanzables. En otras palabras, estar ajustados a la realidad de cada individuo(a). Invitando así a una administración de recursos saludable y adecuada. De una forma más sencilla se debe saber: qué se quiere, cómo se logra y si existen las posibilidades de hacerlo. Definir estos parámetros permitirá esclarecer el mapa de ruta, y con él, lograr la estabilidad financiera deseada.
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[1] Real Academia Española (RAE)miércoles 14 de mayo del 2014; 11:04 a.m
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