PERO ES QUE NO ME DA…
Para sacar del vocabulario la frase "no me da" hay que establecer un sistema de prioridades en el cual se pueda diferenciar las necesidades de los gustos.
Es común escuchar a las personas hacer alegoría a la falta de dinero. El título de este escrito sugiere un estado de recurrencia en la incapacidad de solventar distintas obligaciones. Pero al mismo tiempo el enunciado inicial invita a la evaluación, un autoanálisis, que debe iniciar con la pregunta: ¿Por qué no me da?
¿Por qué no me da?
La respuesta a esta pregunta es determinante, porque en ella, si se responde con honestidad, se encuentra el principio de la solución. Que servirá como punto de partida para un proceso de reestructuración financiera.
Tomando esto en consideración, el enunciado titular indica un desbalance entre las entradas y salidas que maneja la persona. Ante esta realidad es importante tomar en cuenta que entre los elementos ingresos y egresos, el primero no es controlable sobre la base de la decisión personal; en otras palabras, no depende de la persona que estos se incrementen. Por otro lado, el segundo se enmarca dentro de rango de decisiones personales.
Si se parte del principio de que las salidas de dinero están sujetas a las decisiones, y existe un desbalance en los egresos respecto de los ingresos, entonces el problema radica en una falta de organización.
Por lo que la solución se encuentra en cómo se ejecutan las decisiones de consumo; englobando con esto toda la estructura de gastos de la persona; desde los gastos fijos necesarios hasta los variables prescindibles.
¿Qué hacer?
En ese sentido es necesario establecer un sistema de prioridades. En el cual se planteen parámetros que definan el accionar de cada persona. Que luego se convertirán en reglas y principios de vida.
Esto se logra priorizando las necesidades. Definiendo qué va primero y qué va después. Importantizando la necesidad y postergando el deseo. Tomando decisiones de consumo apegadas a un plan que utiliza la herramienta del presupuesto como parámetro e indicador de control financiero.
Por lo que cada persona, luego de haber hecho este auto análisis y asumir la disciplina de la restricción, tendría altas posibilidades de cambiar el enunciado titular por «Ahora sí me da» pero más aún podrá tener control sobre sus finanzas.
El control financiero viene de la mano de la organización. No es posible tener una gestión económica exitosa sin no existen delimitaciones del consumo que se hace. De manera que cada decisión de erogación esté sujeta a un plan.
Esto no quiere decir, que se tenga una cultura de escases o de tacañería, todo lo contrario; a lo que se invita es a tener criterios claros de en qué y para qué consumir. Dando pie a una cultura financiera sana; que procure tres aspectos importantes: La buena gestión, el ahorro y la inversión. Teniendo como resultado que ya no se diga más «no me da». En ese sentido, sugerimos adquirir el libro «Cómo llego a fin de mes» escrito por el Dr. Andrés Panasiuk, haciendo clic en la imagen más abajo.
Deja un comentario