FACTORING, EL MÉTODO DE FINANCIACIÓN MÁS DEMANDADO POR PYMES Y AUTÓNOMOS
Hablamos de las ventajas e inconvenientes de esta modalidad de financiación que está siendo la más demandada por Pymes y autónomos y de cómo las empresas de factoring brindan cada vez mejores condiciones, en algunos casos desde un 3.8% anual.
Hablamos de las ventajas e inconvenientes de esta modalidad de financiación que está siendo la más demandada por Pymes y autónomos y de cómo las empresas de factoring brindan cada vez mejores condiciones, en algunos casos desde un 3.8% anual.
La financiación es el talón de Aquiles de toda empresa o autónomo. Durante el siglo XX fueron los créditos bancarios el método más utilizado para conseguir esta financiación, pero los tiempos cambian y aparecen otros nuevos, entre ellos el factoring, esta vía por la cual una empresa o autónomo cede a otra la gestión de sus cobros.
La técnica ha sido muy bienvenida en todos los paises modernos del mundo, sin embargo hay un factor que puede hacer que autónomos y empresarios se echen para atrás: el gran coste financiero que tiene.
Pero existe Factoring desde el 3.8% anual y esto cambia mucho las cosas. El coste de la financiación se calcula dependiendo de distintos factores tales como la probabilidad de impago, la clasificación del deudor y la fecha prevista de pago.
Ventajas del factoring para pymes
Son muchas las ventajas del factoring para pymes, entre ellas que se puede contar con liquidez desde la emisión de la factura, la rebaja de los costes administrativos y ver cómo se reducen al mínimo las tareas de cobro, poder disponer del capital circulante en las facturas para poder hacer frente sin sobresaltos a cualquier situación, hacer que se reduzca la dependencia empresarial con los bancos, ahorrar costes al hacer uso del pago adelantado a los clientes, poder financiar proyectos para la expansión empresarial, mejorar balances al cubrirse contra la posible insolvencia de los clientes e incrementar la capacidad financiera de forma inmediata, lo que hace que se puedan destinar los recursos bancarios a actividades más rentables.
Lo más idóneo es encontrar la empresa de factoring que realice ofertas en función de cada cliente y de cada peculiaridad, no las que ofrecen packs generales si no las que se avienen a cada necesidad.
Existen dos modalidades de factoring
Una modalidad con recurso y la otra sin recurso. La primera y más habitual es aquella en la que la empresa crediticia no asume el riesgo de impago y puede actuar contra la empresa crediticia si se da el impago del cliente, llevando a cabo todas las medidas judiciales y extrajudiciales para conseguir el cobro. Suponiendo que no se pueda cobrar, la empresa crediticia devuelve las facturas a la empresa con la que ha efectuado el contrato y recupera el importe anticipado.
Las empresas muy grandes y con buena clasificación crediticia acuerdan la modalidad sin recurso, en la que la empresa crediticia es la que se hace cargo de la insolvencia de los clientes y no puede actuar contra ella si se producen impagos. En este caso también se produce un fuerte incremento sobre la operación.
El mayor inconveniente del factoring
Pero no hay ventajas sin inconvenientes, de modo que se tienen que tener en cuenta para poder disfrutar mejor del método. El mayor inconveniente -salvo cuando se dan factoring desde el 3.8.% anual- es su alto coste financiero. Cuando se producen retornos de facturas que la empresa crediticia no ha podido cobrar se habrá perdido mucho más dinero que el importe de esta.
También hay que contar bien a los clientes la situación, ya que si son unos terceros los que se ponen en contacto con ellos pueden interpretar que se está pasando un mal momento y la empresa ha sido intervenida, cuando en realidad ocurre todo lo contrario.
También es posible que la empresa de factoring solo quiera trabajar con los clientes más solventes y que estos clientes se muestren insatisfechos, ya que contarán con una menor capacidad de maniobra para negociar impagos que de hacerlo directamente con la empresa con la que trabaja habitualmente.
Lo que está claro es que el factoring o factoraje es la modalidad más extendida que usan pymes
y autónomos para conseguir financiación, lo que ha hecho que las
empresas renueven sus ofertas en mitad de una gran demanda.
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